PRETEXTOS de Silvia Munt
Excusas para vivir
Pulsar para ver la web oficial de la película: http://www.pretextoslapelicula.com/
Pulsar para ver el trailer: http://www.youtube.com/watch?v=Fv5kx5IFGz0&eurl=http://www.filmaffinity.com/es/evideos.php?movie_id=650170
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Silvia Munt (1957), consumada actriz de teatro y ballet, dirige su primer largometraje (anteriormente había hecho cortos, documentales y telefilmes) con un guión escrito por ella y por su habitual colaboradora Eva Baeza.
Drama, no melodrama, en el que realiza la detallada descripción de unos seres refugiados en evasivas (pretextos) para poder hacer frente a la vida cuando les falta amor. Excusas para vivir.
Seres con una cobardía latente, por falta de madurez, que les impide afrontar soluciones, como decidir la separación o recobrar el diálogo, solventar la relación con los hijos, encontrarse a sí mismos o huir de la traicionera monotonía, lo que les provoca una soledad de la que quieren evadirse. Cada uno de ellos se refugia en el trabajo, en las aficiones, en darse absolutamente a los demás, en los deslices o en la bebida… Los pretextos llegan a serles primordiales. ¿Qué sería de sus vidas sin pretextos?
Solo hay una escena, la primera, de acalorada discusión que sirve para situar al espectador en la temática del film; el resto de la película es un estudio psicológico de cómo se desenvuelve cada personaje según sus circunstancias.
Silvia Munt describe estas vidas (muy, muy comunes en nuestra sociedad) en el ámbito de la acomodada clase burguesa catalana, precisamente donde ella vive, interpretando a Viena, la protagonista, junto a su marido en la vida real, Ramón Madaula, que en la película hace el papel de Daniel, su cónyuge. Viena es una autora de teatro imaginativa, creativa, visceral, contraria a la rutina, autosuficiente y aparentemente segura de sí misma. Daniel es médico de un geriátrico, pragmático y realista, con un trabajo repetitivo, pero que necesita de una mujer para vivir. Dos seres que ahora solo se soportan y se aguantan con resignación, pero que en el fondo aún se quieren.
Ante estos desaguisados, por otra parte tan comunes en la realidad, el hijo de Viena, “friki” o extravagante, se excusa viviendo su desorientación con una obsesiva afición: la del sonido, la de grabar todo lo que se le ponga por delante. Ya se sabe, los hijos siempre sufren las consecuencias.
Ricardo (Francesc Garrido) es un actor de teatro a las órdenes de Viena, que se refugia en su pretexto, la bebida, para dar mayor énfasis a su personaje en la obra que están ensayando, La dama del perrito, de Chéjov, que trata sobre la necesidad de querer y ser queridos.
Eva (interpretada por Laia Marull) es enfermera del geriátrico, su vida es melancólica. Se da a los demás, a sus abuelos, inmersos en la soledad de su vejez, que los trata con el amor que ella nunca recibió. Pero esto ya no le llena, no tiene pretextos suficientes para vivir…
Este es el argumento de unas vidas descritas de forma realista e intimista, por Silvia Munt, que interpreta y dirige con pulcritud minuciosa éste, su primer largo.
La puesta en escena refleja el origen de su profesión: el teatro. Es inevitable. Los estudiados ensayos, el diálogo continuo con los actores para que se metan en sus personajes de una forma veraz, son la constante previa al rodaje. Pero asimismo está expresada la inclinación de Silvia por el cine. Cuida la iluminación, que crea un ambiente introspectivo, los detalles, los planos en sus expresiones y, a destacar, la fotografía en digital (color y blanco y negro) de David Omedes, premiado por ello en el Festival de Málaga.
Silvia Munt hace de este film, también premiado en dicho Festival por la Mejor Dirección, un film desnudo y sin prejuicios, un canto a la esperanza, y una lección para saber encontrar amor (en su más amplia significación) y saber vivir sin excusas. Pues sobreentiende que la vida es única, y hay que aprender a vivirla con pasión, pero inteligentemente. El eterno binomio pasión-cordura.
Algún comentarista le preguntó si ésta era su historia en la vida real. Pregunta que negó rotundamente. Ella se siente querida por su entorno y vive intensamente la vida, dijo.
Las críticas son hartamente enconadas. Desde la alabanza hasta el desprecio, pasando por la reflexión y el equívoco.
Alabanza. La de J. Sardá (El cultural 12/06/2008-pág. 23), donde dice, no sin razón, “Hay ecos de Bergman, de Cassavetes y de Wang Kar-Wai. Del primero, ante todo la temática… Del segundo la incisiva mirada a la inestable psicología de una mujer que ha triunfado en el mundo del espectáculo… y del tercero, la atmósfera de ensoñación, mezcla de deseo y tragedia en ciernes que tan bien capta el operador en fotografía digital…”.
Añado aquí que es sugestiva la visión que Silvia Munt tiene del hombre en el matrimonio, o en la pareja, situada dentro de una sociedad matriarcal como es la catalano-balear: la mujer dirige, el hombre consiente. Ante la preponderancia de la mujer, el hombre no se siente realizado, está insatisfecho y busca la evasión, antes que el difícil reto, para él, de recuperar una situación perdida.
Introspección. La de Ferran Auberni, en iCatfm.com (Junio 2008) donde resalta que “Pretextos” es una lúcida reflexión sobre la necesidad de sentirse queridos... habla sobre temas como la insatisfacción, la autoestima, la duda, la vejez o el mundo de la creación… (seres) que se sienten solos y han de buscar sus pretextos para encontrar la felicidad… todo ello es como un ejercicio de psicoanálisis donde se retratan historias imperfectas cargadas de intencionalidad y matices. Asimismo reivindica la fuerza del sonido. –Hoy en día miramos mucho y escuchamos poco- ha dicho Munt en estos días. No le falta razón.
Equívoco. El de Andrés Rubín de Celis (Cahiers de Cinéma España/Junio 2008, pág. 48), pues centra el tema de la película en el suicidio, cuando la realidad del argumento son los variados pretextos (excusas, refugios) que utilizamos para evitar afrontar los problemas de amor y desamor en el transcurso de la vida misma, explicado sobre una pareja perteneciente a una burguesía, precisamente no decadente. Claro está que si no hay pretextos para vivir, la única salida es el suicidio, pero en mi opinión, este no es el fin concreto de la película.
Desprecio. El de J. A. Mendiola, en el periódico Última Hora de Baleares (Viernes, 20 de Junio de 2008, pág. 5 de ZonaOcio), pues tacha la película como un “…desaguisado de lugares comunes, con pretensiones literarias y metafísicas, que restan cualquier atisbo de veracidad…la sorpresa brilla por su ausencia” “…el susodicho certamen de Málaga para nada ha sido una garantía de nada…” “… (Silvia Munt) en Pretextos ejerce de Juan Palomo” (refiriéndose al refrán despectivo de “yo me lo guiso, y yo me lo como”). Mendiola le puso como nombre despectivo a esta crítica la de “Silvia Palomo”.
Me pregunto: ¿qué debe tener este crítico contra Silvia Munt “la Palomo, la Colometa”, contra su “libertino” (como dice el crítico) marido Ramón Madaula, y contra el Festival de Málaga? Huele a fobia predispuesta.
Como dice Silvia: “Detrás de la cámara estoy en tensión. Tensión que desahogo interpretando el personaje principal”. Es actriz y flamante promesa, ahora, como directora de largos. Quiero adivinar que si sigue en esta trayectoria de esmero, va a superarse a sí misma en sus próximas producciones. Su reto es aprovecharse de su experiencia teatral, pero disfrutando y adentrándose aún más en el terreno cinematográfico.
Valoración ***--
Juan Bertrán Brotons
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Año de producción:
2008
País: España Dirección: Silvia Munt
Intérpretes: Silvia Munt, Ramón Madaula, Laia Marull, María José Alfonso, Álex Brendemühl, Manuel Alexandre, Francesc Garrido, Andrés Herrera, Álvaro Cervantes.
Guión: Eva Baeza, Silvia Munt
Música: Eduardo Arbide
Fotografía: David Omedes
Distribuye en Cine: Golem
Duración: 90 min.
Público apropiado: AdultosGénero: Drama
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