domingo, 24 de agosto de 2008

Mi vida sin mí, de Isabel Coixet


mi vida sin mí
la vida… ¡para vivirla!


Trailer:
http://es.youtube.com/watch?v=MnRuXmT5m5I

Imaginaros el personaje, una chica que pasa superficialmente por la vida, como tantas y tantos los hay, sin recursos económicos; que vive en una caravana en el jardín de la casa de su madre, trabajando de noche limpiando la universidad, con dos niñas que cuidar y un marido anhelando trabajo.
¿Un drama? No. Una realidad como otra. Ann, la protagonista, vive su vida con resignación y coraje. Quiere a su marido, con quien tuvo su primera hija a los 17 años, pero acepta su monótona existencia. Trabajo, una amiga obsesionada por la comida, o mejor dicho por no engordar; lavandería, cuidar de sus hijas, su marido, su madre refunfuñona, con la que no se lleva muy bien: dormir de día… y vuelta a empezar.
Hasta que un día acude a una revisión médica y le descubren que le quedan escasos meses de vida.
¡Como le cambia la visión de su existencia!
¿Cómo será la vida sin ella?
Le queda poco tiempo para hacer lo que siempre, siempre quiso hacer.
Acepta su destino, pero comprende que debe vivir hasta el último minuto lo que le queda de existencia satisfaciendo lo más anhelado para ella, y preparando cuidadosamente el futuro de sus seres para cuando ya no esté.

No he contado la película. Hay que verla. Profundizar en la actitud de la protagonista, en sus pensamientos, en todo lo que ocurre en ella.
Pensar que, realmente, su personaje puede ser en cualquier momento uno de nosotros mismos. Que cuando terminemos de ver el filme y nos levantemos de la butaca del cine o la de delante del televisor, nos acuciarán, simplemente, enormes deseos de vivir y de cambiar nuestra existencia, de aprovecharla, y reemplazar el superficial refrán “siempre se vive dos veces”, por “vamos a vivirla ¡ya!”.

Isabel Coixet, directora y guionista, encontró este cuento de Nancy Kincaid en una librería, por casualidad, aunque cambió un hecho importante en la adaptación cinematográfica. En ella convirtió al personaje del relato en humilde heroína de la vida, pues no le contaba a nadie la proximidad de su muerte. De esta manera los podía ayudar y evitaba algo que creía innecesario: ir contándoselo a todo el mundo para causar compasión.

Es una historia triste, sin ser puramente dramática, llena de pequeños detalles que te hacen reír en escenas muy dolientes.

En el guión hay muchas cosas que no se dicen, están en el subtexto, lo que pasa entre la gente no se termina de contar: el propósito es que el espectador las descubra. Entinema cinematográfico.

Si lo que buscaba Coixet era hacer florecer sentimientos, lo logró ampliamente en esta película escrita y dirigida por ella, y premiada con dos Goyas, uno al Mejor Guión Adaptado y otro a la Mejor Canción Original, así como una mención en el 53 Internationale Filmfestspiele de Berlín; Premio Ojo Crítico en su XIV edición por la sinceridad y sensibilidad de su lenguaje cinematográfico y, además, traducida en cuatro idiomas (occidentales y orientales).

Los personajes y sus intérpretes.

Sara Polley (Ann) se pasó dos meses en Toronto (Canadá) para comprender y asimilar a la protagonista y su entorno. Es una actriz que, según expresó, disfrutó con la original forma de dirigir de Coixet. Le daba confianza y libertad de interpretación, de esta manera, al no sentirse agobiada por la dirección, expresaba, precisamente, lo que esta quería.

Mark Ruffalo (Leo) representa a un personaje solitario que al conocer a Ann se le abre el corazón y le aleja el odio que se tiene a sí mismo. De sus labios Ann logra oír un “te quiero y estoy enamorado de ti”. Ruffalo desempeña una excelente interpretación.

Amanda Plumier es Laurie, la obsesiva amiga de Ann. Originalmente este personaje debía ser gordo, pero la misma Amanda convenció a Coixet para que le dejara hacer su papel siendo delgada, pues podría plasmarse perfectamente su obsesión por la delgadez, por la comida. Y lo logró. O sea, logró el papel e hizo una buena actuación.

Scott Speedman (Don), el marido de Ann. En la vida de este personaje las mujeres siempre la van a mandar…

Leonor Watling (la vecina de Ann) y María de Medeiros (la peluquera de Ann) completan este valioso y compenetrado equipo de artistas.


La dirección musical de Alfonso Vilallonga, y el haber elegido la melodía de los años 60-70, Senza Fine, de Gino Paoli, (
http://www.youtube.com/watch?v=RwCf8pivoTg&feature=related
y http://a3.vox.com/6a00c225236fb6f21900e398c0da4b0002-mp3), que es sencillamente cálida, tierna, dulce, italianamente triste y nostálgica, mantiene al film entre una sensación de melancolía y esperanza de vivir. Esta canción aún circula por la lista de los iTunes más escuchados.

La colaboración de Jean Claude Larrieu, es fundamental para completar la actividad de la directora que, sin pensárselo dos veces, le coge la cámara, la enfoca, la encuadra y graba. Los actores no saben quién les filma. La actividad de Coixet en el plató es incesante.

“Mi vida sin mí” es una película que se encuentra asistida con sobrados recursos técnicos (cámara lenta, oportunísima, expresando alegría incontenida; cámara fija desplazándose lateralmente, para escenas de pensamientos íntimos; planos retardados; lluvia artificial en escenas románticas; etc.) que hacen las delicias de Coixet para plasmar sus pensamientos en el celuloide.

El aval de Agustín y Pedro Almodóvar, a través de la productora El Deseo, para la ejecución de este film, demuestran la confianza de estos en la directora.

Valoración ****-

Juan Bertrán Brotons


Año de producción:
2003
Dirección: Isabel Coixet
Fotografía: Jean-Claude Larrieu
Distribuye en DVD: Filmax
Duración: 106 min.
Público apropiado: AdultosGénero: Drama

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